
Invocando al Espíritu Santo
«El Espíritu Santo llevó a Jesús al desierto» Mc 1, 1
- Dejando al EspÃritu Santo obrar en nosotros, le permitimos a Dios que vaya guiando nuestra oración. Que nos vaya inspirando y nos proponga algún aspecto para sanar o profundizar. Es decir, dejamos que sea el mismo Jesús quien nos vaya llevando por el camino que Él quiere recorrer con cada uno de nosotros.
- Podemos rezar asÃ: "Ven EspÃritu de Dios, visita nuestros corazones, y llenalos con el fuego de tu amor divino. Infunde tu amor en nuestras almas, muévenos hacia donde tu quieras, y aviva nuestra fe en el Dios vivo."
- De esta forma, invocando y recibiendo al EspÃritu Santo en adoración eucarÃstica somos revestidos con Sus Dones, incendiados por Su Caridad e inundados de Su Fe!
«El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el EspÃritu Santo, que nos ha sido dado» Rom 5, 5
Abriendo el Corazón a Dios
«No tengan miedo. Abran de par en par las puertas a Cristo» San Juan Pablo I
- Creo que quizás no se trate tanto de abrirle el corazón a Dios, sino más bien dejar que Jesús nos vaya abriendo el corazón con su amor, delicadeza y ternura. En ese dejar que Jesús nos abra el corazón, reside nuestra libertad, nuestra parte y nuestro sÃ.
- Y Dios respeta nuestra libertad y los lÃmites que nosotros le ponemos a su accionar. Por eso, cuanto menos lÃmites y obstáculos le pongamos a Dios, Él puede actuar cada vez más en nosotros. Y asÃ, a través y con nosotros, ayudar cada vez más a nuestros hermanos.
«Yo les daré otro corazón... arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne» Ez 11, 1


Siendo uno mismo
«Señor, enséñanos a orar» Lc 11, 1
- Creo que asà como cada uno tiene una relación distinta con cada uno de sus amigos, familiares y conocidos, asà también cada persona tiene una relación especial y única con Jesús.
- Te propongo que seas vos mismo. Que te dirijas a Jesús como te vaya saliendo desde el corazón. Quizás, sin fórmulas preestablecidas u oraciones de otros, sino con tus palabras, sentimientos y pensamientos. Con tu forma de disfrutar el encuentro con Jesús vivo.
“Vayan a Nuestro Señor tal como son, vayan a Él con una meditación natural. Usen su propia piedad y amor antes de servirse de libros."
(San Pedro Julián Eymard)
Escuchando en Silencio
«Habla, Señor, porque tu servidor escucha» 1Sa 3, 9
- Pedirle al EspÃritu Santo que nos ayude a hacer silencio en nuestro corazón, para escuchar la voz de Dios.
- Jesús vivo nos habla en lo más profundo de nuestro ser. A veces son palabras, una luz, un sentir. Quizás alguna imagen. En otras ocasiones, el sentir su tierno amor o experimentar su dulce paz. También nos puede ocurrir que lloremos de gozo o tener un descanso en su presencia.
- A través del silencio y el recogimiento, le damos la oportunidad a Jesús que pueda compartirnos lo que Él desea de nosotros.
«Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo». Mt 17, 5
“Estar todos en silencio prolongado ante el Señor presente en su Sacramento, es una de las experiencias más auténticas del nuestro ser Iglesia".
(Papa Benedicto XVI)
